viernes, 6 de junio de 2008

Mi experiencia en la Semana Silent

Como todos ustedes han de saber, la semana Silent fue nada más que la parodia de de la Semana Santa, organizada por la Preferencia Occidente. Después de estar resentido por la novena estrella comprada por el Patético Narcoanal, viví el domingo de ramos de Silent Möbius, fue, más que un domingo de ramos, fue un domingo de locura. "¡Traigan guaro, que copas sobran!", repetían los de la Putería Negra. Nos emborrachábamos, y, al son de "Kindan no Pansee", y al son de "Soy silent", recibimos a nuestras heroínas favoritas en el túnel de la Estación Prado. Una bulla total, con el reiterado escándalo de los hinchas, yo también me uní al escándalo, se escuchó en la Avenida Oriental con las Silent en la procesión. Hasta que, al llegar al Parque de San Antonio, me quedé a un lado cerca de las Silent, para entonces conocerlas mejor, aunque me figuró verme las caras con Katsumi Liqueur.

En el miércoles Silent, Silent Möbius le ganó 2-1 a Elfen Lied, cosa que aún aumentó la fe de la hinchada. Por eso nos fuimos a la procesión de Copa Merkosto, todos los silents, a gritar cosas, a cantar y a alabar, así como a denigrar a los hinchas de otros animés como los del Oriente y la Gilipolla de Naruto.

Pero, en el día que más me emocioné fue el Viernes Silent, al escuchar en el Vía Lucis los cánticos de la hinchada, sentí mis experiencias del Via Crucis, pero desde otro punto de vista, en un sentido silentmobiano, al escuchar la vigesimo quinta estación, "Cuenta atrás", me uní al escándalo constante de la Preferencia Occidente, a gritar el alo y el aleluya, gritaba mil veces "Silent Möbius", otra vez estuve caído de la perra, como en el Abuelo Gozón, aquella final de Copa Merkosto, en junio del 2005, en aquel clásico con Saber Marionette que le ganó Silent Möbius con goles de Katsumi Liqueur. Perdido en la borrachera, y sin saber qué hacer, en la vigésima sexta estación me fui con la preferencia a cantar el opening bien borracho, a voz en cuello y a más no poder, y me la pasé hablando maravillas de Silent Möbius.

En ese mismo día, fui a la procesión de la Gran Final, que es parecida a la procesión del Santo Sepulcro, pero con otros implementos. Me emocioné, y al final, me fui con la Preferencia a cantarle el minuto de silencio a los animés a quienes consideramos los hijos de Silent Möbius, como Naruto, Bleach y Nadesico. Me reí también, de los "santos", la cruz de Elfen Lied con el Inri y la escalera, un maniquí todo raro de Lynn Okamoto, creador de Elfen Lied, conocido como la Virgen de los Dolores, una imagen de Katsumi Liqueur mirándolo bien feo a uno, con una mueca no muy agradable que digamos, un ataúd de Nyu, y el carro fúnebre.

En la vigilia negra, que es idéntica a la vigilia pascual, tras escuchar el pregón pascual, nos tomamos el Atanasio Girardot cantando hasta más no poder, y gritando y gritando, y, nos quedábamos dormidos, hasta que sonaron las doce del mediodía del domingo del campeón. Ni el calor puede con la hinchada de Silent Möbius.

"¡Campeón!!! ¡¡Campeón!!! ¡¡Silent Möbius Campeón!!!!", me la pasé gritando en todo el estadio al ver que el Campeón del Animé, le ganaba 2-0 a Elfen Lied en el Atanasio, con goles de Katsumi y Yuki. De puro loco, pero de puro loco por amor a Silent Möbius, me fui a dar la vuelta olímpica y a celebrar con los de la Preferencia, fue una de tantas alegrías que nos has dado, Campeón del Animé, por eso te sigo amando.

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