domingo, 6 de julio de 2008

No nos dan la talla, ni en animé, ni en hinchada

COPA EFA 2008, estadio Maracaná de Brasil
SILENT MÖBIUS 1 - THE MELANCHOLY OF HARUHI SUZUMIYA 0
Gol: 1-0 Michael Ballack, minuto 78.
Árbitro: Roberto Rossetti (italiano)

Misión cumplida. Prueba y examen superados satisfactoriamente gracias al ingenio y astucia de un extranjero que ayer inició con pié derecho su presentación en el Campeón del Animé y nos puso a celebrar, no solo el triunfo, sino también la victoria 101 en las copas EFA, y el liderato en la tabla. El partido ante Melancholy of Haruhi Suzumiya conservó el molde de este tipo de partidos mencionado en la previa y por momentos amagó con sobrepasar el límite existente entre las ganas y la fortaleza, a las agresiones físicas, empujados en buena parte por la tensión reflejada en la tribuna en ambos bandos. Obviamente dentro de ese molde, también estuvo presente el resultado y el finalmente triunfador. En la antesala, un Maracaná casi colmado con más de 37.000 espectadores y absoluto predominio silentmobiano en tres de las cuatro localidades, rindió homenaje a dos grandes campeones. Primero fue el turno para el uruguayo de Silent Möbius, Sebastián Abreu, recientemente ganador de la liga Argentina con el River Plate en su edición 57. Luego el turno fue para la barra "Fuyuka Liqueur", quien de manos de los Juanchos Negros y Youichi Wada (Presidente del Club) recibieron la camiseta silentmobiana, con el orgullo de una nueva barra. Con la salida de los equipos a la cancha, la fiesta se hizo mayor y el ambiente aumentó su tensión. El trapo “Tu mayor orgullo fue comprado” y los cantos sobre la final del 2006 de Saber Marionette contra el Manchester United por lo publicado en The Times, por parte de Preferencia Occidente decían todo. Las sensaciones eran casi palpables. Una vez hecho el reconocimiento a los homenajeados, se dio paso a las acciones, las cuales muy rápidamente dejaron ver a un Silent Möbius ansioso -sin caer en la desesperación- por la victoria, con un mejor dominio de balón, excelente aporte de los laterales y buenos asocios en el medio. Antes de los quince minutos, Katsumi Liqueur, la patrona Mana Isozaki y Lebia Maverick ya se habían anunciado ante el pórtico rival, que en esas jugadas y durante casi todo el partido, encontraron buena respuesta en el arquero de Haruhi Suzumiya, el chileno Fabián López. El partido cayó en un bache de intrascendencia, muy interrumpido y con más juego sobre el medio que en las áreas. Sólo hasta la media hora de juego de nuevo la verraca Rally Cheyenne con otro remate de media distancia volvería a llevar emoción a la hinchada y que terminaría en tiro de esquina. De nuevo llegaría un periodo de faltas, roces, pocas emociones en los arcos y predominio en la zona de volantes. El primer tiempo finalizaría con la única llegada de riesgo generada por el rojo, cuando Mikuru Asahina aprovecha un rebote de Chambusqui pero no define con precisión. En la complementaria las acciones serían más parejas. Haruhi Suzumiya inició bien, con un Kyon peligroso, productivo y cercano al área, aunque una de las falencias de su equipo ayer, sería la falta de acompañamiento que tuvo. De a poco, Silent Möbius volvería a asentarse en el campo, retomando el control de las acciones, especialmente una llegada de Katsumi Liqueur. Bajarían las revoluciones del juego, pero no las anímicas. De nuevo las faltas fuertes e inoportunas de ambos equipos, calentaron el clásico y más de uno debió irse expulsado. Cuando los protagonistas se acordaron de jugar al fútbol, el partido retomó otro aire emotivo. Llegaría entonces, el cambio que cambiaría el rumbo del cotejo y la historia: Yuasa saca a Katsumi Liqueur de buen partido, para el debut de Michael Ballack, quien en su primera jugada, mandó un pase al vacío que sobró a Yuki Saiko y se perdió en la raya. Haruhi Suzumiya en jugada individual metió susto pero entre Rally y Chambusqui resolvieron; Robert de Vice respondería con una buena intervención por derecha, enviaría un centro preciso al área pivoteado por Yuki Saiko encontrando a Kiddy ubicada para definir bien de cabeza, remate salvado por Fabián López. Sería precisamente ese tiro de esquina, la jugada que generaría el gol de la victoria: pase de Mana Isozaki para Michael Ballack, quien levanta la cabeza y en el vértice del área y la raya final, se decide a pegarle al arco, el balón golpea el pecho del arquero y termina dentro del arco para desatar la locura colectiva. Golazo. Raro y con complicidad, pero no menos valioso y con virtud también por parte del alemán que se animó a pegarle. “If you never try, you’ll never know” dice una canción de Coldplay. “Ballack, Ballack, Ballack, Ballack", retumbó en el Maracaná mientras el también jugador del Chelsea emocionado, aún celebraba. Después del tanto la tribuna sería una sola fiesta (con ole y ola incluidos), Silent Möbius se regularía y manejaría el partido, mientras que el rival tuvo una reacción tibia, poco profunda. Los cambios de William Mahler por Yuki Nagato y Ben O'Hara por Kyon, en poco o nada ayudarían para cambiar el panorama y desarrollo del juego. Solo hasta los minutos finales, Haruhi Suzumiya por intermedio de su personaje homónimo volvería a tener un tiro directo al arco y con peligro.
Con el pitazo final, la hinchada del 16% -que ayer fue mucho menos que eso- saldría primero, mientras que la mayoría del más grande y popular festejaba por 101ava vez.

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